Controla el peso
Comer bien y hacer ejercicio regularmente ayuda a evitar el exceso de peso y a mantener una masa corporal saludable. La Clínica Mayo sostiene que, ser físicamente activo es esencial para perder peso, pero incluso si el peso es ideal, el ejercicio regular mejora la salud cardiovascular, fortalece el sistema inmunológico y aumenta los niveles de energía.
Una vida sedentaria, ya sea por necesidades de trabajo o por pasar sus ratos de ocio frente al TV, la consola o el PC, resulta perjudicial en todos los aspectos y fomenta el consumo de bebida y comida chatarra, lo que acaba por ser nefasto para su salud y se traduce en: falta de ejercicio y mala alimentación.
La dieta diaria debe ser equilibrada, variada y nutritiva. Es importante mentalizarse que, el tiempo y el dinero que se invierta en comer sano y ejercitarse, se ahorrará en medicación, hospitalizaciones, etc. y, en definitiva, será una inversión en calidad de vida.
Mejora el humor y la autoestima
La Clínica Mayo señala que la actividad física es una de las formas más eficaces de fomentar la producción de endorfinas. Estas sustancias químicas son a menudo denominadas: las “hormonas de la felicidad”.
Además, tener una buena salud y un peso correcto ayudan a afianzar la confianza en uno mismo y la autoestima y entre los beneficios a corto plazo, que se tienen cuando se realiza ejercicio y se come sano, destacan: la disminución del estrés y la mejora de las funciones cognitivas.
Evita enfermedades
Llevar una vida saludable ayuda a prevenir ciertas condiciones de salud, como las enfermedades del corazón, la apoplejía y la hipertensión arterial. Una dieta equilibrada y el ejercicio diario, pueden ser claves, para mantener el colesterol y la presión arterial, en los niveles correctos.
La comida chatarra, el sedentarismo, las bebidas azucaradas o con edulcorantes químicos y/o el tabaquismo, pueden ser factores de riesgo para contraer enfermedades tan graves como: depresión, diabetes, cáncer de varios tipos, osteoporosis (especialmente en mujeres de más de 40 años) y un largo etcétera.
Aumenta la energía
Tras una comida larga y poco saludable, se experimenta una sensación de letargo característica. En cambio, una dieta equilibrada y sana, permite que el cuerpo reciba el combustible necesario, para recargarse de energía.
Las carnes magras, las legumbres, las frutas frescas, las verduras y los frutos secos (éstos últimos consumidos con moderación, por el alto contenido calórico de algunos), resultan ideales, para aportar al cuerpo, los elementos necesarios que le permiten administrar sus niveles de energía.
La Clínica Mayo indica que, el ejercicio diario agiliza la entrega de nutrientes y oxígeno a los tejidos y hace que el sistema cardiovascular funcione eficientemente, lo cual significa un ahorro de energía, para el resto de las actividades. También ayuda a conciliar el sueño más rápidamente y a que el descanso resulte reparador.
Fomenta la longevidad
Una vida saludable suele asociarse a un mayor índice de longevidad y un estudio del Consejo Americano del Ejercicio lo comprobó. Durante 8 años analizaron y monitorearon a 13.000 personas. Las concusiones confirman que, aquellos que andaban sólo 30 minutos cada día, redujeron significativamente sus posibilidades de morir de forma prematura, frente a quienes se ejercitaron con poca frecuencia.
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